Aquí mi primer relato para la entrada de enero de mi participación en el #EstrellasDeTinta, el reto de escritura creativa que dirijo desde mi cuenta de Twitter @Musajue, y en el que podéis apuntaros si queréis, estas son las bases. Encontraréis los avisos de contenido sensible al final del texto.
Huida:
Eran
cerca de las cuatro de la madrugada, el ultimo turno se había
marchado hacía más
de dos
horas y el siguiente no llegaría, por
lo menos,
hasta dentro de otras dos. Margarita se sentía aplastada, le faltaba
el aire y como el resto de días que llevaba allí dentro, casi una
semana, aunque
le había parecido mucho más,
no podía dormir. El aire estaba impregnado con el hedor del
estiércol, el sudor y el barro, pero lo único que Margarita podía
sentir, era el olor del óxido que cubría la puerta de barrotes
mientras trataba de apartar la nariz del metal sin conseguirlo. Los
movimientos inquietos de Blanquita, justo tras ella, la tenían
exasperada, y si hubiera tenido manos, no habría dudado en abrir esa
maldita puerta y salir de allí. Pero
Margarita era una vaca, así que solo tenía pezuñas. También era
normal que Blanquita estuviera nerviosa, porque al igual que ella,
había visto lo que pasaba tras esa puerta y cuando los humanos
regresaran dos horas más
tarde,
seguirían con aquél ritual mecánico y macabro que sucedía justo a
medio camino entre pastar y ser una hamburguesa. En definitiva, ni
Margarita ni Blanquita entendían nada sobre los horarios laborales,
ni sobre la industrialización de la comida y mucho menos sobre
planificación de huidas, lo que si sabían ambas,
era que no querían cruzar esa puerta cuando los humanos estuvieran
esperándolas
al
otro lado. Total, que Blanquita, con el malestar que da el saber que
algo va mal, no había dejado de patear y pisotear el suelo fangoso,
tratando de girar hacia uno y otro lado para salir del estrecho
pasillo mecanizado y metalizado, propinando bastantes más pisotones,
arañazos y patadas de las que Margarita apenas podía soportar. Y
ya
no digamos de Regaliz, al otro lado, toda mala leche y nada cerebro,
que cuando, en un mal gesto, recibió una certera patada ninja de
Blanquita en toda la ubre, no se le ocurrió otra cosa que morder a
Blanquita en el cuello en una maliciosa y vampírica venganza. Esta
reaccionó rápido, soltando una terrible coz, que
acertó
justo contra Margarita, que aunque sin poder evitarlo, había
presenciado
toda la pelea, se vio empujada sin remedio contra la puerta, pensando
que aquellas dos nunca se habían llevado bien mientras las maldecía
y el dolor en su flanco derecho se volvía agudo y palpitante. Y de
pronto se dio cuenta: la puerta estaba abierta. Ni se lo pensó,
Margarita echó a correr olvidando
el dolor de la coz, sus pezuñas cansadas y su agotamiento, y
Blanquita la siguió, más pretendiendo alejarse de los dientes de
Regaliz que de salir huyendo en
aquella escapada improvisada y completamente inesperada.
El
resto fue fácil, sorprendentemente tenían vía libre. No más
puertas, no más paredes metálicas. Cuando salieron al exterior del
complejo,
incluso se permitieron el lujo de refrescarse
un poco la boca con
algo de césped
recién mojado por el riega automático.
Era de noche, no se veía apenas nada, y seguían en la propiedad,
pero Margarita y Blanquita jamás habían comido hierba fresca,
Regaliz se estaba perdiendo algo bueno.
Entonces
algo las asustó, algo que corría hacia ellas más rápido de lo que
ellas hubieran podido correr jamás. Si no hubieran sido vacas
habrían sabido que era un Jeep, ya que uno de los vigilantes había
sido testigo de su pequeña excursión y había informado al
encargado de inmediato, que se había traído refuerzos. Ambas
acababan de salir disparadas cuando atraparon a Blanquita lanzándole
un lazo al cuello, y lo último que Margarita vio de ella, fueron sus
patas hacia arriba mientras los hombres la ataban para devolverla al
mismo destino del que creían haber escapado. Bueno, en realidad las
vacas no piensan en el destino, pero sí se dan cuenta de que las
llevan de vuelta a un lugar que no les gusta.
En
fin, ahí teníais a Margarita corriendo por su vida, con el Jeep del
encargado pisándole las pezuñas y de muy mala leche con
aquella persecución nocturna,
mientras se acercaban cada vez más a los límites de la propiedad,
vallados a conciencia con alambre de espino electrificado. Margarita,
totalmente exhausta y forzando su cuerpo al máximo para mantenerse
lo más alejada posible de aquella cosa que la perseguía, se
encontró de frente con la alambrada y sin posibilidad ninguna de
frenar a tiempo. Y de pronto, ¡Fuashhh! Un chorro de luz blanca
apareció desdibujándolo todo y rodeando a Margarita. Después de
esperar unos segundos y justo cuando estábamos decidiendo quién iba
a acercarse a ver, el animal empezó a elevarse lentamente
hacia
el cielo
y desapareció al final del haz de luz, abducida dentro de un
platillo volante. Luego la luz desapareció y el platillo se quedó
ahí suspendido silenciosamente por unos segundos, girando
sobre sí mismo como una peonza de color hierro brillante
y al
poco
se alejó a una velocidad imposible, desapareciendo
en el infinito...
—Y
ahí nos quedamos, mirando al cielo y sin vaca.
—Maldito
inútil, no te inventes cuentos, ¡reconoce que has perdido la
maldita vaca!.
—Te
digo que es verdad, Fran. Todos lo vimos...
—Que
no me cuentes historias. ¡No vas a cobrar una mierda hasta que
traigas esa vaca!.
—Pero
Fran...
—¡No
quiero mas excusas!
—Pero
es cierto...
08:17
horas.
Nuevo
México, condado de Sierra.
Zona
ganadera de la ciudad Verdad o Consecuencias, al sur del bosque
nacional Gila.
Acompañado
por el sonido del crujir de las piedras, el coche se detiene junto al
falso abrevadero que han puesto de adorno en el exterior del
matadero. Es un vehículo oficial, del FBI. Un tipo del personal les
está esperando y la pareja de agentes no tarda en salir y dirigirse
hacia él.
—Vaya,
Silver City está solo a unos kilómetros al
noroeste
de aquí, sé
de un
sacerdote que
tomó parte en los exorcismos del 73 en Albuquerque. Pasemos a
saludarle cuando terminemos, te invito a unas tortitas.
—Buenos
días —Dice la mujer, enseñando su identificación oficial e
ignorando a su compañero— Soy la Agente Skully y él es el agente
Mullder, ¿puede mostrarnos el lugar del incidente?
Y eso es todo, os dejo con los datos del relato, espero que os haya gustado y no olvidéis comentar ^^
Título:
Huída.
Estrellas
mes: 2.
Palabras:
1020.
Objetivo
Relato: 15-
Basa
tu relato en un cuento, serie...(Fanfic o Retelling).
Objeto
oculto1: 30-
Un punto cardinal.
Objeto
oculto2: 25-
Césped.
Extras:
⚠AVISO
DE CONTENIDO SENSIBLE⚠
Ganadería, matadero, mención al sacrificio animal.