miércoles, 1 de septiembre de 2021

Relato: Amistad 2ª parte (#EstrellasDeTinta Septiembre).

 Y ya tenemos la segunda parte del relato Amistad para el reto #EstrellasDeTinta de septiembre(bases del reto aquí) :P Espero que os guste y dejéis comentarios. Especificaciones al final.



AMISTAD(segunda parte)

(Si te perdiste la primera parte, léela aquí)



Quince años después, ojeando un álbum de fotos con mi madre en navidades, en una visita de fin de semana, salió el tema de la niña con la que había pasado días enteros en aquel primer verano que visité el pueblo.


¿Te refieres a la huerfanita, aquella niña a la que le faltaba un diente, que nunca paraba quieta y hablaba tan deprisa? Vivía en el antiguo hospicio, aquí cerca.

No sabía que había un hospicio.

Sí, cerró hace muchos años. Dejaron de cuidar niños por alguna razón y al final el Ayuntamiento se quedó la propiedad. ¿Cómo se llamaba esa pequeña?

No lo sé. La llamaba Pumpkin.

Es cierto, le pregunté una vez, cuando la encontré en el jardín, comiéndose nuestros caquis. Me dijo que no tenía nombre, pero que la habían abandonado una mañana de otoño, dentro de una de las calabazas de Halloween que decoraban la entrada del orfanato.

Halloween es una festividad genial y siempre había encontrado curioso ese apodo, pero me pareció muy triste qué su nombre hiciera referencia a la forma en que la abandonaron.

¿Recuerdas si la viste de nuevo después de que yo enfermara?

Venía a todas horas, pero una vez te marchaste no volví a verla. Imagino que se disgustó al no poder despedirse. Seguro que luego la adoptaron. ¿Por qué preguntas, cielo? ¿Estás tratando de recuperar el contacto con ella?

No, mamá. Era simple curiosidad.


Esa noche en casa de mi madre, un silbido lejano en mis pesadillas me despertó. Quizá en parte por culpa del sueño y en parte de mi imaginación, me pareció seguir escuchando ese silbido durante unos segundos antes de desvanecerse, estando ya despierta.

Fue como si en ese momento, los engranajes de mi mente encajaran. Sentía que algo me estaba llamando.

Presa de una histeria repentina, me vestí a toda prisa y salí corriendo hacia el bosque a la velocidad de la luz. Por algún motivo, la sensación de que durante todo ese tiempo, la verdad había sido algo tan evidente, no solo me avergonzaba, también me empujaba de vuelta hacia aquella casa perdida en ninguna parte. Siempre había tenido todas las piezas para encontrar la respuesta a mi propia pregunta, pero no me detuve a unirlas. En ese momento, mientras las zarzas me arañaban las rodillas corriendo hacia un lugar que ni siquiera sabía si podría encontrar, lo vi tan claro, que me dolió haber tardado quince años en darme cuenta.


Pumpkin había vuelto a aquella casa esa noche y jamás regresó.


No sé qué esperaba encontrar. Ya no tenía sentido correr, por mucho que le hubiera sucedido algo hacía quince años. Llegaba tarde. Llegaba muy tarde. Pero la necesidad de aparecer allí y encontrarla, cambiar esos años de espera, de añoranza, borrar la soledad que había sentido sin ella y ese hueco que me había dejado en el pecho la falta de su presencia, eran tan apremiantes, qué corrí y corrí hasta quedar exhausta y aún así no me detuve. Llevaba tanto rato corriendo, que ya no sabía dónde estaba y no me di cuenta de qué había llegado al lugar hasta que la misma puerta de aquella casa apareció ante mí, deteniendo mi avance bruscamente.

No dudé, sequé mis lágrimas con la manga del jersey y abrí la puerta en un gesto firme y rápido, colándome dentro como un huracán.

Era una sala grande, medio en ruinas. El suelo de madera estaba carcomido, igual que los marcos de las puertas. Parte del techo se había caído dejando al descubierto el cielo lleno de constelaciones y un enrejado de cañas y yeso estropeado, como un cesto de mimbre roto y reseco. Había una chimenea con un caldero oxidado, ambos con aspecto de no haber sido usados en años, las altas ventanas estaban desencajadas y el viento se colaba serpenteando entre los restos de colores de las vidrieras rotas, como anguilas invisibles y frías.

Había una sola butaca en medio de la habitación, polvorienta, roída y deshilachada. Pero en ella había algo más. Algo que no pude comprender hasta que alzó la vista y me miró.


De entre todas las cosas que habría podido esperar encontrar, la bruja no había sido una opción. Pero allí estaba, clavándome una mirada blanca y envenenada.

El miedo me paralizó, pero al comprender que ella existía, también entendí que tenía que ser la culpable de la desaparición de Pumpkin.

Sé quién eres, niña, y lo que has venido a buscar, pero soy vieja, me faltan las fuerzas y hace mucho que ya no llegan niños. No puedes llevártela, ella es mi único alimento ahora.

Sus palabras me aceleraron los latidos, ¿ahora? ¿Acaso mi amiga estaba viva?

¿Qué estás diciendo? —le pregunté confusa— ¿Qué hiciste con Pumpkin?

Verás querida, su fuerza vital es poderosa, no ha dejado de esperarte a pesar de la maldición.

Cuándo separó sus brazos del pecho, retirando el chal harapiento que la cubría, una pequeña bola de pelo negro se movió sobre su regazo, se dio la vuelta en mi dirección, alzó la nariz y silbó, mostrándome un único dientecito, mientras los primeros rayos de sol a través de las vidrieras coloreaban la habitación como un arcoíris incorrecto y desordenado.

¡Pumpkin!

Tienes al sol de tu parte niña... —dijo mientras se protegía los ojos de la luz con el dorso de la mano—. No tengo fuerzas para impedir que te la lleves, pero te aseguro que no vas a poder deshacer la maldición y, mientras ella esté maldita, podré encontraros cuando caiga la noche.


Con esas palabras se desvaneció, dejando a mi amiga maldita, convertida en una cobaya negra.

Mientras regresaba a casa de mi madre lo más rápido que me permitía el agotamiento llevando a mi amiga en brazos, tenía emociones encontradas. Por un lado, había encontrado por fin a Pumpkin, pero saber que estuvo esperándome todo ese tiempo me entristecía. Las palabras de la bruja antes de desaparecer tampoco eran tranquilizadoras y sabía que encontrar una forma de romper la maldición no iba a ser nada fácil. Así que, cuando llegué a casa recogí mis cosas, me despedí de mi madre, llamé a mi padre para que no se preocupara, me subí al coche con Pumpkin y decidí no detener mi viaje hasta conseguir que mi amiga recuperara su forma original.

Antes de que cayera la noche, logramos llegar a casa y mientras veo a Pumpkin comerse su ración de pimiento, endivia y diente de león, escribo este relato para pediros vuestra ayuda, ¿conocéis a alguien que entienda de maldiciones?


.VENOA.



Título: Amistad.

Estrellas mes: 1(de momento).

Palabras: 1087.

Objetivo Relato: 12- historia con salida o puesta de sol relevante.

Objeto oculto1: 9- la velocidad de la luz.

Objeto oculto2: 17- Constelaciones.

⚠AVISO DE CONTENIDO SENSIBLE⚠

Maldición, angustia.


Y eso es todo, pronto micro y recomendación ^^ No olvidéis comentar y seguir el blog, que los comentarios salvan vidas.



2 comentarios:

  1. Buenos días

    Es un final muy bueno para el cuento del mes anterior, aunque creo que es una misma historia dividida en dos cuentos. En todo caso, me ha gustado mucho como resuelves el misterio que rodeaba a pumpkin. Por cierto, no puedo ponerte en un compromiso :D, pero la historia podría continuar. Podrías seguir escribiendo acerca de los esfuerzos de Venoa para desencantar a su amiga.

    El estilo, como siempre, muy bueno. Todo fluye muy bien, los diálogos están bien, así como las descripciones. En particular, está bien logrado el ambiente de la casa donde Venoa hace el descubrimiento y la propia bruja.

    Solo un detalle. Me choca un poco la expresión "sequé mis lágrimas" que no sueles usar. Me suena muy "inglesa". Se podría cambiar por "me sequé las lágrimas", pero ya digo, es un detalle tonto y no sé hasta que punto es gusto personal.

    Nos leemos.

    Juan.

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  2. En mi mente fantasiosa tenía la idea de que Pumpkin quizá era un fantasma o producto de la imaginación desbordante de Venoa, pero ya veo que no. Me gusta esta segunda parte, aunque echo de menos el gran contexto personal que introducías en la primera parte. Creo que le hubiera aportado más brillo a la historia, porque es algo que se te da muy bien y a mí me hubiera gustado saber cómo había evolucionado la relación de Venoa con sus padres y qué había ocurrido en su vida en esos años. En ese sentido, la historia va demasiado al grano para mi gusto, perdiendo la esencia de poder ser un relato independiente en el que conviene leerse a lo anterior para ser simplemente una continuación. Como siempre, tus descripciones tan precisas le dan un ambiente excelente a la historia y hace que sea muy visual y el desenlace abierto de la historia me deja con un buen sabor de boca y ganas de más. Gracias :)

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