Relato: Misión (#OrigiReto2019 diciembre FINAL)

Diciembre, y con este último relato se termina mi #OrigiReto2019 y pronto el año. Ha sido duro, difícil, pero muy colmado de buenos relatos y de buena gente, y sin duda para mí, el reto ha sido lo mejor de 2019. Felices fiestas y no olvidéis comentar y por si no rellenásteis el cuestionario de final de año, está en la cuenta oficial @OrigiReto de Twitter ;3 

Ya sabéis que las normas están en los dos blogs de las jefas, aquí el mío y aquí el de Stiby.

Por último, pido por favor que si alguien encuentra algo incorrecto u ofensivo en el relato me lo haga saber en los comentarios o por privi en Twitter, traté de conseguir sensitive readers pero no lo logré, pido comprensión, si escribí algo inadecuado prometo corregirlo y aprender de ello. Gracias =^w^=

MISIÓN

Hoy fue un día poco lucrativo. Me guardo en el bolsillo las pocas monedas que hay en la caja y empiezo a recoger. El puesto es pequeño, solo una lona y unas cortinas y no me suele llevar mucho tiempo cerrar, pero hoy me lo estoy tomando con calma para observar al grupo de adolescentes que lleva toda la tarde ocupando el banco de madera de en frente, escuchando música a todo volumen y tirando al suelo basura, colillas y cáscaras de pipas.

Me gustaría poder echarles la culpa de lo pésimo que va el negocio, pero hace meses que apenas me alcanza para ir cubriendo los gastos. Con tanta prisa, colmados de tecnología y APPs para todo, ¿quien iba a verle la gracia a un puesto de cazar peces de colores con las manos? También hace mucho que no se acerca nadie interesante.

Escucho sus risas a mis espaldas y no me sorprende ver que uno de ellos está viniendo hacia mí. Me llama justo en el mismo instante en el que termino de cerrar el puesto. Me giro y le espero, intentando ignorar la actitud de burla del resto del grupo, son solo unos críos haciendo el tonto al fin y al cabo.

—Oiga señora, ¿ha cerrado ya? —El grupo estalla en carcajadas sin disimulos—. Es que me gustaría probar suerte.

Muestra las tres monedas para el pago y reconozco que hasta me tientan. Aunque no me fío, como es normal. Tras toda la tarde ahí delante, ¿por qué ahora? Sé que solo incordian, uno de sus amigos se ha puesto a grabar con el móvil. No debería caer, tengo un mal presentimiento, pero cedo.

—Está bien, joven, bienvenido al puesto de Anita. —Quito el candado y la cadena con pesadez, suelto los lazos del cortinaje y enciendo las luces. Me ha llevado un rato— ¿Has jugado antes? ¿Necesitas instrucciones? Es muy simple...

—¿Sabes qué, abuela? He cambiado de idea, mejor olvídalo ¿Quién iba a querer un estúpido pez?

Me lo esperaba, así que vuelvo a apagar dejando a oscuras la tienda y tarareando una melodía.

—Lástima, chico, tú te lo pierdes.

No es lo que esperaban, supongo, así que tratan de ponerme nerviosa acercándose en grupo mientras cierro de nuevo las cortinas.

—Niños, deberíais iros a casa con vuestras mamis, antes de que veáis cosas que almas tiernas como las vuestras no deberían ver... —Sonrío, en verdad son predecibles.

—Abuela, que te estás poniendo muy chulita —Cuento 6, aunque el que está grabando se mantiene más alejado.

—Os creéis muy adultos, pero nada de lo que hagáis puede asustarme ya, niños...

Como azuzado por una ira repentina, uno de los chicos saca un mechero dando dos zancadas hacia la paradita y se agacha antes de prenderlo. Cruel. O quizá no tanto: cuando la tela de la cortina empieza a arder, su cara de asombro es reveladora; miedo, arrepentimiento y sobretodo alarma. Pero ya no puede deshacerlo.

Retiro la tela que cubre el orbe de cristal verde que corona mi vara mágica. Se ilumina mientras formo un ovalo en dirección al fuego y entono tres notas de una melodía. El cristal atrae las llamas como si de un imán se tratara, absorbiéndolas en dos segundos sin dejar ni rastro. Por un instante el tiempo se ralentiza. Todos lo han visto. Se quedan detenidos mirando el orbe como en un encantamiento y de la esfera de cristal, surge un fogonazo de luz cegadora blanca y verdosa que lo baña todo, como si se hubiera manifestado en cada partícula de oxígeno de la calle.

Criaturas tristes... Ninguno tiene el poder. No tienen la capacidad de entender la cantidad de información que hay en esa luz: mi memoria, mis recuerdos, mi historia, en una sucesión de imágenes directas al alma... Dura solo una décima y solo tres segundos después, el tiempo vuelve lentamente a fluir a su ritmo de costumbre.

“Visiones de otra época, un siglo atrás, o quizá más de dos. Imágenes, sonidos, un bombardeo de emociones, una niña diferente, especial. Nació con el pelo blanco, con un brillo verde irisado en los ojos, un ser extraño en su propia familia de sangre noble.”

“Suena música y su mirada se ilumina, oye algo que los demás no pueden. Secuencias, vibraciones en el aire, la música le habla, la llama por su nombre y le muestra cosas, cosas que hace que la crean loca.”

“No hay más música, tampoco puede volver a cantar, les da miedo.”

“Una reunión familiar sobria y seria. No hay alegría. Se siente su enfado y su indignación volviendo pesado el ambiente. Es solo una niña y no lo entiende. Tampoco lo entenderá cuando crezca ¿Matrimonio? ¿Hijos? Jamás sentirá ningún tipo de atracción por nadie y no le importa.”

“Entona tres notas en un susurro, sabe que significan algo, que llevan tiempo formándose en su cabeza, pero la sorpresa la deja sin aire cuando aparece el halo de luz entre sus manos. Está perpleja, buscando sentido a algo imposible. No sabe qué es ni como detenerlo y su padre abre la cerradura del cuarto en el que está encerrada en el peor momento”.

“La maleza le araña la cara. En el bosque hace frío y está nevando, pero no quiere volver a casa, debe huir. Sus padres ven en ella una moneda de trueque, algo que quitarse de encima a cambio de cualquier otra cosa. Atrás deja solo tristeza, un vestido de novia y un futuro marido que no quiere: no va a volver, jamás. 

La visión la sigue y de pronto todo cambia, se vuelve más real, más nítido.

Algo tira de ella como un imán, cada vez con más intensidad hacia lo profundo del bosque. Puede oír ese sonido llamándola, “Ani, Ani, Ani...”, en dos notas cada vez, como si el viento arrastrara el canto melódico de un extraño y ralentizado cuco. Sus manos tiemblan, pero no es por el frío. Siente esa vibración tan cerca, que acelera el paso aún cuando está exhausta. Cuando el lago aparece ante ella, congelado y medio oculto entre el azúcar glass de escarcha, no puede contenerlo más: coge aire en una bocanada que le enfría hasta el alma y siente la vida, la fuerza del lugar que una vez fue, iluminando cada célula de su cuerpo antes de empezar a cantar.

La melodía sale sin más, en un grito tan potente que detiene la nieve y desintegra las nubes, dejando el cielo de mediodía coronado por un dulce sol de invierno. Y canta, y la canción suena como la miel tibia y el calor de un abrazo. Y su piel parece resplandecer de energía, y su voz inunda el bosque mientras el corazón le late fuerte, al compás del corazón del árbol sagrado de Yddgrasil. Su presencia aún puede sentirse, aunque hace mil años que ya no está. Puede intuir como su voluntad fluye a través de ella y la voz que sale de su garganta canta en un idioma que no entiende, un conjuro, un ruego de vida. Una palabra le inunda la mente y se repite en su canción como un rezo. Sabe que el momento está llegando a su fin, no puede respirar, y con las ultimas notas se desploma sobre el hielo. En el mismo instante en el que cae, el invierno se derrite a su alrededor fundiendo parte del lago, tan rápido como en una explosión nuclear y haciendo que la primavera brote a su alrededor como una fuente de vegetación líquida. Brotes, flores, plantas, color en movimiento volviéndose frondoso, mullido y silvestre, esparciéndose y entrelazándose entre sus dedos como se entrelazan las manos dulces de los amantes, enredándose en su pelo con suavidad, como en una caricia amorosa, hasta que la luz azul verdosa emana del suelo en volutas y se derrama sobre el lago formando un circulo perfecto, del que brota luz por un instante. Es un portal que ya está empezando a deshacerse. Pero algo ha aparecido a través de él: parecen peces, peces etéreos de otro mundo que flotan fuera del agua como pequeños espíritus. El portal no tarda en ser solo un resto desdibujado y las volutas de luz verdiazul se arremolinan en la orilla del lago, formando una enorme flor de cristal, que se llena de agua irisada al irse acumulando la energía mágica en ella. No, no es agua, son los últimos restos de savia del árbol sagrado.

Mira su muñeca, siente calor en ella y descubre tres letras doradas iluminándose sobre su piel: Bob. Sabe que ahora está enlazada con uno de esos pequeños espíritu. Sabe también que abrir el portal la ha dejado sin fuerzas, jamás podrá volver a hacer un hechizo tan colosal, pero los Antiguos Dioses le han dado una misión: ser la guardiana de los portales y encontrar a las descendientes de las pyukee, las hijas de Yggdrasil, para que invoquen de vuelta a la vida la semilla del árbol sagrado y restablezcan el equilibrio mágico. Y ni siquiera sabe qué significaba nada de eso.”

Solo una décima y todo vuelve a ponerse en marcha, desaparece el fogonazo y en solo tres segundos, el tiempo vuelve lentamente a fluir a su ritmo de costumbre.

Me aseguro de que no se haya quemado demasiado la cortina y de que el fuego está bien apagado mientras oculto el orbe de la vara. Casi 200 años y me van a venir a faltar al respeto... Malditos críos, no sé para qué me molesto en seguir la misión. Nunca pueden verlo, ya nadie tiene la magia, han pasado 14 años desde la última vez que encontré una descendiente de las pyukee... En fin, me voy a paso lento hacia mi pequeña caravana con Bob, pensando en la cena y sin ganas de cocinar. Ojalá tuviera alguna de aquellas latas de carne preparada que había en los 50, me parece triste pensar que estarían ya un poco caducadas, el tiempo no perdona.

De pronto me doy cuenta del silencio que dejo atrás. Me vuelvo a ver a los chavales y todos han salido corriendo. Todos excepto uno. Tiene la mirada perdida y las rodillas le flojean. Puedo verlo en sus ojos, que lo ha visto, que sabe que yo era esa niña.

—Dime, ¿cómo te llamas? —Parece que sale de algún tipo de trance al oír mi voz.

—Tau.

—Tau, te debo una disculpa, cariño. —No puedo evitar sonreír.

—¿Usted a mí? Mi amigo le ha prendido fuego a su tienda.

—Hay que elegir mejor a los amigos —digo en tono de broma—. No te preocupes, se aprende con el tiempo, como casi todo, pero si no puedes ser quien eres con alguien, quizá es que debes seguir buscando.

—¿Cómo dice? Y aún no sé por qué se disculpa.

—Verás, creí que eras un chico.

—Soy un chico. —Tarda en responder, y puedo ver como se sonroja, pero casi parece aliviada a pesar de la negación.

—Está bien, no tienes por qué reconocerlo, eso es decisión tuya, solo digo que tu cuerpo no importa, Tau. La sociedad te asignó un rol que no te representa, pero eso da igual, somos quienes somos sin más.

—Me ven como un hombre y no sé cómo decirles que no lo soy.

—Tu cuerpo es tuyo y tú eres mujer, ¿qué más hay que entender? 

Se queda en silencio, pensando. Tiene sentimientos encontrados, por alguna razón le cuesta aceptar que lo comprenda sin más. Me pregunto que clase de criatura le hace creer a otra que es un error.

—Mira, Tau, —continúo—, hay dos cosas que nunca fallan, la primera es, que por alguna razón, las pyukee siempre tienen nombres o apodos de tres letras. Y la segunda, que solo las mujeres heredan la magia pyukee. ¿Alguna vez has percibido algo que los demás no hayan notado?

—¿Pyukee? ¿De qué habla?

—Sé que puedes ver la magia de Yggdrasil y eso te convierte en descendiente de las criaturas mágicas. —Está perpleja y sin palabras, pero su mirada me dice que lo comprende—. Dime, ¿te apetece un té? Creo que tenemos mucho que contarnos.

FIN

Diciembre
Título: Misión.

Objetivo: 3- Escribe un relato en el que la música tenga un papel importante.

Objeto1: 16-Una persona asexual.

Objeto2: 9- Una lata de conservas caducada.

Palabras: 1978.

Pasa el Test de Bechdel: Sí.

Medallas: 
Interesante: Un personaje asexual y otro transexual. Verborrea interminable. Feminista: mujer protagonista y pasa test de Bechdel.

Además contiene:

Objetivo 5: Fuga. (En una de las imágenes del flashbach mágico, la protagonista huye de casa).

Objetivo 12: Está basado en mi propio cuento.

Objetivo 21: Sucede en un parque de atracciones (Feria itinerante).

Objetivo 24: De nuevo aparece la vara de una de las imágenes.

Objeto 4: Las pyukee y los árboles de Yggdrasil y los elementales son criaturas de mi propia mitología.

Objeto 7: Una letra del alfabeto griego: Tau.

Objeto 12: Una mascota: Peces de colores.

Objeto 24: Un pez de colores: Bob tiene forma de pez plateado.
Objeto 25: Una explosión nuclear.

Objeto 26: Un vestido de novia.

Objeto 29: Un videojuego: Portal xD, es así.

Objeto 31: Un candado.

Objeto 32: Un árbol sagrado.

EXTRA: En honor a la ruptura de la banda Extremoduro, metí en e texto el título de una de sus canciones: Sol de invierno.

Y mucho amor <3

Y eso es todo! Estas son la totalidad de las pegatinas anuales, que como podéis comprobar en las normas, suman 300op ^^ Espero que todo esté correcto y que os haya gustado, el reto y mi relato, y no olvidéis que los relatos salvan vidas ;3 Nos leemos el año que viene.

.KATTY.

(QUE AÚN QUEDA EL RANKING Y EL AUDIO....Que ya sé xD pero no relatos hasa 2020 :3... VALE, SÍ, BIEN HECHO...Gracias!... PERO EL AÑO QUE VIENE ESCRIBO YO JUAJUAJUAJUA... *Facepalm*)