Relato: El más puro deseo (#OrigiReto2019 septiembre)

Weno al lio que vamos tarde, aquí el relato para septiembre del #OrigiReto2019, ya sabéis que los datos del reto, normas y rankings los podéis encontrar en esta entrada de mi blog y en esta del de Stiby, espero que el relato os guste y dejéis muchos coments ^^

El más puro deseo.

El pequeño cuerpecito brillante y escamoso yacía en el suelo, moviéndose ligeramente todavía húmedo. Aquel mocoso consentido gritaba con voz aguda y punzante que no una y otra vez, montando una escena en la caseta de feria:

—¡Que No! ¡No! ¡No quiero ese estúpido pez! ¡He dicho que quiero el plateado! ¡El plateado! ¡El plateado!

—Pero, cielo, el juego es así y ese es el que has capturado. Es un ser vivo y hay que respe…

El pequeño interrumpió a su madre soltando un grito interminable aún más agudo que los anteriores mientras, indignado, golpeaba con las manos la superficie del agua del tanque de los peces, mojándose la ropa con las salpicaduras y todo a su alrededor a dos metros a la redonda. Su madre, tenía el suficiente sentido común como para entender que aquella suerte de acuario de cristal antiguo era, probablemente, algo más cercano a una obra de arte que a una simple pecera de feria ambulante y, antes de que la cosa fuera a más, se llevó al niño a rastras entre disculpas y miradas de súplica hacia la señora del puesto de “Consigue tu pez, si puedes pescarlo con las manos”.

En un instante, los gritos ya no estaban, la pequeña atracción quedó vacía y los curiosos siguieron sus caminos sin rumbo fijo, recorriendo de nuevo la calle llena de paraditas brillantes, entretenidos juegos y diversión para todo el mundo, siempre que llevaran monedas que gastar y tiempo que perder en aquella feria itinerante que había llegado al pueblo por primera y, quizá, única vez en la historia.

Suiré, no. Ella no continuó su camino. A pesar de que no tenía ningún dinero que gastar, pues su familia era pobre, tampoco tenía un camino que seguir, nada que hacer. Solo siguió allí, como había estado haciendo todo el día, hechizada con la luz irisada que desprendía el recipiente de cristal en forma de flor y los peces que contenía. Pero en ese instante estaba triste, al ver que, olvidada en el suelo de asfalto, aquella pequeña criatura de luz, brillante como las brasas de una hoguera, luchaba por respirar entre los descuidados pasos cercanos y la indiferencia de la gente.

Casi la arrollaron al detenerse en medio de la calle, pero incapaz de dejar sufrir al animal durante más tiempo, lo recogió con amor y lo depositó con ternura de nuevo en el recipiente, hundiendo las manos en el líquido y acompañando con sus dedos al pez, salvándole la vida ante la mirada incrédula de la mujer tras el mostrador.

—Pudiste llevártelo, pequeña.

—Su vida no me pertenece, señora. Pero ojalá algún día pudiera tener a un amigo tan hermoso como este pez de colores.

—Dime niña, ¿cual es tu nombre? Yo me llamo Anita.

—Soy Suiré, pero me llaman Sui.

—Sui, ¿qué te parece si te lo regalo?

—Pues se lo agradecería mucho señora Anita, pero no tengo un acuario donde meterlo y mi familia es tan pobre que no podría hacerme cargo de sus cuidados. Pero desearía que encontrara a alguien que lo cuidara mucho mejor de lo que podría hacerlo yo.

Anita se agachó acercándose a la niña, calculó que debía tener unos nueve años y estuvo segura de que Sui era especial. No perdió el tiempo.

—Puedes verla, ¿verdad? La luz que desprenden los peces. —La niña dudó, pero asintió tímidamente—. ¿Quieres saber un secreto? —La mirada de la niña era un sí a gritos—. No sé si debería, es un secreto muy gordo...

—No diré nada, lo prometo.

—Las promesas no se pueden tomar a la ligera, cariño.

—De verdad, de verdad no diré nada.

—Está bien, pareces de fiar— La mujer alzó su curioso bastón y avanzó unos pasos con su ayuda hasta quedar ante el tanque— En realidad no son peces de colores normales, son espíritus protectores.

Anita rozó la superficie del agua del tanque con la esfera de cristal verde de su vara, formando un circulo de luz azul y poco a poco, emergió un pequeño remolino luminoso formando una madeja de luces como cables de neón. Pinchó su bastón en el fondo del agua y, escondiendo de la niña lo que hacía solo a medias, la mujer rodeó el pequeño vórtice con ambas manos mientras el mismo pececillo se iluminaba en rojo y se elevaba hasta salir del agua, colocándose en el centro del remolino entre sus manos.

Sui cerró los ojos, cegada por un flash momentáneo que concentró la luz del pequeño tornado en un único punto. Cuando los abrió de nuevo, un colgante como una burbuja llena de un líquido transparente pendía oscilante ante su carita y el pececillo rojo, totalmente etéreo, nadaba a su alrededor como en una visión imposible, atravesando la esfera de cristal como si fuera un holograma viviente.

—Te ha elegido. Solo tú podrás verlo, siempre que lleves la esfera —continuó Anita recuperando la vara del tanque de los peces y secando el agua con su falda negra—, y lo único que necesita es un poquito de tu cariño para desayunar. Te dará buena suerte y te acompañará por siempre, si tú quieres.

—Siempre había deseado tener un pez de colores —dijo la niña mientras daba a la mujer un abrazo y esta le anudaba con cuidado el colgante.

—¿Ya sabes como le vas a llamar?

—¡Sandía!

Y así, poco a poco, la vieja Anita se esfuerza por encontrar a las descendientes de las criaturas mágicas del pasado, a las niñas con sangre mágica, a las descendientes de Yggdrasil, a las portadoras de luz a las que yo y el resto de guardianes estamos destinados a cuidar, servir y proteger hasta que, algún día, encontremos la forma de que la magia del planeta resurja y ellas estén ahí, para que jamás se olvide de nuevo.

Quizá Suiré consiga alguna vez invocar una semilla, quizá ni siquiera viva lo suficiente como para ver un nuevo árbol sagrado, o puede que sencillamente sea la última descendiente de las Pyukee, sea como sea, me alegro de que haya recaído en mí el deber y el honor de despertar su magia y guiarla y protegerla el resto de nuestras vidas aunque su luz nunca aparezca, y entonces...

De acuerdo, soy un pez de colores y me llamo Sandía, pero es un pequeño precio a pagar si esto sale bien.

¿O acaso crees que esta es mi verdadera forma?

Septiembre
Título: El más puro deseo.

Objetivo: 24- Utiliza una de las dos imágenes sugeridas para tu história.

Objeto1: 24- Pez de colores.

Objeto2: 32- Un árbol sagrado.

Palabras: 1069.

Pasa el Test de Bechdel: Sí.

Medallas: Feminista.

Además contiene:
Objetivo: parque de atracciones.
Objeto: una mascota.



Gracias por vuestra atención y animo con el final de mes!!

.KATTY.